SHARED PROPERTY

It refers to collectively acquired property, managed by a group of people, rather than by a single owner or business entity. Unlike housing models offered in the real estate market, this type of ownership prioritizes the needs of residents, ensuring that housing is affordable for low-income populations and protected from displacement. This type of ownership helps protect neighborhoods from gentrification and speculative investment, fostering stability and equity.

This type of ownership includes shared spaces that promote a sense of cooperation and responsibility among residents. These spaces can include community gardens, meeting rooms, recreational areas, and co-working areas that promote social interaction, collaboration, and efficient resource management. These spaces reduce individual costs because maintenance and management are handled collectively.

Shared ownership is based on core values ​​of cooperativism, such as mutual aid, self-responsibility, democracy, equality, equity, and solidarity. In addition, they are governed by principles of voluntary and open membership, democratic management by members, economic participation, autonomy and independence, continuing education and training, cooperation between cooperatives, and interest in the community. Below are some of the existing models in New York City.

In this model, residents are co-owners or users who collectively and democratically manage the buildings in which they live. Co-owners, instead of owning an individual unit, have a stake in the housing complex (through shares) that gives them the right to use a home and common areas. In the case of user shares, even if they do not own property, they are part of a cooperative society. In both cases, residents contribute a monthly fee for maintenance or rent, depending on the model. Cooperative housing promotes collective ownership and active participation in decision-making, sharing both the responsibilities and benefits of property management. This model offers a more accessible and equitable alternative to the traditional real estate market, strengthening stability in neighborhoods and preventing real estate speculation, while ensuring long-term sustainability and affordability.

These are non-profit entities whose primary mission is to acquire and manage land for the benefit of the community, ensuring the continued affordability of whatever is built on it. These trusts achieve affordability by separating ownership of the land from ownership of the constructed real estate. They may acquire title to one or more parcels, either jointly or dispersed over a specific geographic area. Access to the land is granted through long-term leases, which are offered to building owners. By imposing limits on the sale or rental price, these trusts limit the profits that could be made on the open market, effectively removing the land from the speculative cycle of the real estate market.

These are non-profit entities that develop, own, manage, or support cooperatives and other forms of resident-controlled housing. They are governed by a board of directors that includes both residents and representatives from the private, public, and community sectors. Although residents cannot directly buy or sell their units, they have a lifetime right of use and a significant voice in decision-making. Active community and resident participation is essential in these associations, whose purpose is to provide high-quality, affordable housing for low- and moderate-income families on a long-term basis. These associations are often formed to prevent neighborhood deterioration and contribute to community revitalization by providing neighborhood-level improvements and stability.

Se refiere a propiedad adquirida de manera colectiva, gestionada por un grupo de personas, en lugar de por un único propietario o entidad comercial. A diferencia de los modelos de vivienda ofrecidos en el mercado inmobiliario, este tipo de propiedad prioriza las necesidades de los residentes, lo que garantiza que la vivienda sea accesible para las poblaciones de bajos ingresos y protegida del desplazamiento. Este tipo de propiedad ayuda a proteger los barrios de la gentrificación y la inversión especulativa, fomentando la estabilidad y la equidad.

Este tipo de propiedad incluye espacios compartidos que promueven el sentido de cooperación y responsabilidad entre residentes. Estos espacios pueden incluir jardines comunitarios, salas de reuniones, áreas recreativas y areas de trabajo conjunto que promueven la interacción social, la colaboración, y la gestión eficiente de los recursos. Estos espacios reducen los costos individuales ya que el mantenimiento y la gestión se gestionan de forma colectiva.

La propiedad compartida se basa en valores fundamentales del cooperativismo, tales como la ayuda mutua, la autorresponsabilidad, la democracia, la igualdad, la equidad y la solidaridad. Además, se rigen por principios de adhesión voluntaria y abierta, gestión democrática por parte de los socios, participación económica, autonomía e independencia, educación y formación continua, cooperación entre cooperativas e interés por la comunidad. A continuation algunos de los modelos existentes en la ciudad de Nueva York.

En este modelo, los residentes son copropietarios o usuarios que gestionan colectivamente y de manera democrática los edificios en los que habitan. Los copropietarios, en lugar de poseer una unidad individual, tienen una participación en el conjunto habitacional (a través de acciones) que les otorga el derecho de uso de una vivienda y de las áreas comunes. En el caso de los usuarios, aunque no poseen acciones, forman parte de una sociedad cooperativa. En ambos casos, los residentes contribuyen con una cuota mensual para el mantenimiento o alquiler, según el modelo. La vivienda cooperativa promueve la propiedad colectiva y la participación activa en la toma de decisiones, compartiendo tanto las responsabilidades como los beneficios de la gestión de la propiedad. Este modelo ofrece una alternativa más accesible y equitativa al mercado inmobiliario tradicional, fortaleciendo la estabilidad en los barrios y previniendo la especulación inmobiliaria, al tiempo que garantiza sostenibilidad y asequibilidad a largo plazo.

Son entidades sin fines de lucro cuya misión principal es adquirir y gestionar tierras en beneficio de la comunidad, asegurando la asequibilidad permanente de todo lo que se construya en ellas. Estos fideicomisos logran la asequibilidad separando la propiedad de la tierra de la propiedad de los inmuebles construidos. Pueden adquirir el título de una o más parcelas, ya sea de forma conjunta o dispersa en un área geográfica específica. El acceso a la tierra se otorga a través de contratos de arrendamiento a largo plazo, los cuales son ofrecidos a los propietarios de los edificios. Al imponer límites al precio de venta o alquiler, estos fideicomisos limitan las ganancias que podrían obtenerse en el mercado abierto, retirando efectivamente la tierra del ciclo especulativo del mercado inmobiliario.

Son entidades sin fines de lucro que desarrollan, poseen, administran o apoyan a cooperativas y otras formas de vivienda controladas por residentes. Están gobernadas por una junta directiva que incluye tanto a residentes como a representantes de los sectores privado, público y comunitario. Aunque los residentes no pueden comprar ni vender sus unidades de forma directa, tienen un derecho vitalicio de uso y una voz significativa en la toma de decisiones. La participación activa de la comunidad y de los residentes es esencial en estas asociaciones, cuyo propósito es ofrecer viviendas de alta calidad y asequibles a largo plazo para familias de ingresos bajos y moderados. Estas asociaciones suelen formarse con el fin de prevenir el deterioro de vecindarios y contribuir a la revitalización comunitaria, proporcionando mejoras y estabilidad a nivel barrial.


Gabriela Rendón, Associate Professor of Urban Planning and Communitiy Development


Delaney Connor

Shivani Dave

Arooj Fatima

Zola Harper

Molly Meng

Gant Roberson

Antonia Simo

Ruth Wondemu

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